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ACABAR EL EMBARGO A CUBA
Por Patrick J. Buchanan
Traducido por John Leo Keenan

"El error más común en la política es quedarse con los esqueletos de políticas muertas", observó Lord Salisbury, el Primer Ministro que presidió sobre la reconciliación de Gran Bretaña con los Estados Unidos. Lord Salisbury tenía razón. Es tiempo que Estados Unidos revise su política de total separación de - y aislamiento a - Cuba.

Esto no es decir, como argumentan algunos, que nuestra política cubana ha fracasado. Lo contrario es cierto. Desde los últimos años de Eisenhower, a través de la Década de Reagan, esta política ha tenido éxito. Al embargar a Cuba, Estados Unidos forzó a Moscú a desviar US$ 5 mil millones anualmente para mantener al régimen de Castro a flote. Mantener a su colonia cubana en el umbral de los Estados Unidos fue una sobreexpansión imperial para el imperio soviético, y la sangría sin fin ayudó a derrumbar ese imperio.

Además, el aislamiento de Cuba fue necesario, porque en esos 30 años, Cuba era como la zarpa de un gato para Moscú. Castro fue anfitrión de misiles nucleares soviéticos, de submarinos nucleares y de una gigante base soviética de inteligencia. Tropas cubanas fueron enviadas a África, actuando como mercenarias del imperio. Che Guevara fue enviado a fomentar revoluciones en Latinoamérica y Castro inspiró y ayudó a cada revolución antiamericana sobre la tierra. Pero eso fue entonces y ahora es ahora.

Hoy, Che ha estado en su tumba 30 años, no hay tropas cubanas en África, la Unión Soviética está muerta definitivamente, todas las bases rusas en Cuba han sido cerradas. Como nuestra situación es nueva, dijo Lincoln, asimismo debemos pensar y actuar de manera diferente.

Lo que perdura es el carácter del régimen de Castro. Es un estado policía, un estado totalitario, y su gobernante es el mismo criminal político y odiador de Estados Unidos que ha sido toda su vida. Castro por si sólo es responsable por los 40 años de terror, persecución y represión que la gente cubana ha sufrido. Cuando él tomó el poder en 1959, Cuba era - después de Estados Unidos y Canadá -, la más prospera nación en el hemisferio. Hoy está entre las más pobres y menos libres. Si los cubanoamericanos no quieren ningún trato con este irremediable dictador corrupto, ¿quién puede culparlos? Pero aun así, la política de EE.UU. necesita una revisión de abajo a arriba. ¿Porqué donde está nuestra consistencia?

Si bien Castro dirige un régimen brutal, así también lo hacen los Chinos. Sin embargo, mientras embargamos a Cuba, ¿proveemos a China con US$ 85 mil millones de superávit comercial y chaperoneamos a Pekín para que entre en la OMC? ¿Por qué, cuando China tiene misiles nucleares apuntados a nosotros y Cuba no tiene ninguna capacidad semejante?

Si bien Castro es responsable por la muerte de un sinnúmero de patriotas cubanos, Hanoi es responsable por la muerte de 56,000 estadounidenses. Sin embargo, tenemos relaciones normales con Hanoi pero no con La Habana.

Corea del Norte tiene misiles que pueden golpear a cada base de Estados Unidos en Asia, vende misiles a regimenes fraudulentos, ha participado en acciones de terror de estado y está trabajando para tener armas atómicas. Sin embargo, nosotros tenemos relaciones con Corea del Norte pero no con Cuba.

Si bien la política de Estados Unidos, de embargar y aislar a Cuba, tenía sentido durante la Guerra Fría, poniendo una enorme carga de gastos por seguridad y colaboración sobre un cansado imperio soviético, no tiene ningún sentido hoy en día. El embargo a Cuba bien puede ser un caso donde Estados Unidos puede verdaderamente declarar victoria y marcharse.

Durante la crisis de los misiles en Cuba, el Presidente Kennedy acordó no cauterizar o cortar este melanoma comunista en el Caribe con un cuchillo. Pero ahora el cáncer de revolución comunista está en remisión en el hemisferio y alrededor del mundo. Las amenazas crecientes para los Estados Unidos vienen de una China que se está volviendo virulentamente nacionalista, de un fundamentalismo islámico que está en ascenso y de regimenes fraudulentos en connivencia con terroristas. El tiempo ha pasado a Fidel de largo - él es una reliquia de una era que murió hace una década -. ¿Cuáles deberían ser ahora los objetivos de la política de Estados Unidos con respecto a Cuba?

Primero, evitar su uso como una base para otro gran poder rival como Rusia, es decir, China. Segundo, asegurar que cuando Castro se vaya, no haya ninguna guerra civil que enviaría a miles de cubanos escapando a los Estados Unidos y que tal vez fuerce la intervención de Estados Unidos. Tercero, aliviar la vida de la gente cubana y privar a Castro del argumento que somos nosotros, no él, los responsables de su miseria.

El permitir la venta de artículos de consumo a Cuba, y viajes a Cuba de ciudadanos estadounidenses, de seguro pondrá dólares en los bolsillos de los secuaces de Fidel, que robarán el dinero de los cubanos que lo ganaron. Pero eso sólo hará a su régimen más detestable y abrirá más ojos entre la juventud indoctrinada cubana acerca de quién debería realmente ser culpado por su condición actual.

Embargos son generalmente reservados para enemigos que amenazan a los Estados Unidos. Por lo tanto, levantar el embargo sobre el comercio y los viajes a Cuba sería para Estados Unidos decir al mundo que Cuba no es ninguna amenaza para nosotros, que el gran revolucionario Fidel es sólo un irritante. ¿Y no es esa la verdad?

Tiempo de declarar victoria y acabar el embargo.


Patrick J. Buchanan

Columnista desde 1962 y autor de 8 libros. Trabajó con los presidentes Richard Nixon, Gerald Ford y Ronald Reagan, de este último fue Director de Comunicaciones en el periodo 1985-1987. Fue candidato presidencial en las elecciones de 1992, 1996 y 2000. Recientemente fundó la revista, "El Conservador Americano" (The American Conservative).